3.3.10

el límite (o el borde)

desde boiteaoutils llego a un texto publicado por lebbeous woods en su blog y titulado the edge. woods usa como imagen y comenta sobre la famosa hazaña de philippe petit quien, en 1974, colgó un cable entre las dos torres del world trade center de nueva york y caminó sobre el mismo, varias veces, de una a otra. la historia puede leerse en el libro, escrito por petit, man on wire, y verse en el documental del mismo título. dice woods:

los arquitectos raramente trabajan cerca del borde. normalmente operan dentro de los límites de lo que, ellos y otros, conocen con comodidad. esperamos que la arquitectura sea estable y segura, de hecho, con sólo con las florituras y pretensiones necesarias para hacerla un poco, pero no demasiado distinta de lo que hemos visto tal vez muchas veces antes. así, la arquitectura puede ser reconfortante y, al mismo tiempo, interesante. los espacios diseñados que habitamos, piensan los arquitectos y sus clientes, no deben empujarnos al límite, pero mantenernos en esa zona de confort donde podemos vivir nuestras vidas tan plenamente como sea posible.

pero esperen. aquí hay una contradicción. si nuestro objetivo es vivir la vida plenamente, desempeñarnos al máximio, del mejormodo, usar nuestro conocimiento más crucial y despojarnos de las superficialidades que sólo nos distraen, entonces la arquitectura que nos mantiene en una zona de confort, sin poner a prueba nuestro conocimiento o nuestras habilidades o nuestra voluntad de sobresalir, parece de algún modo inadecuada. el diseño de espacios en los que vivimos debería retarnos para ser imaginativos, inventivos, intrépidos.

pero esperen –escribe woods antes de hablar de petit. tal vez la mayoría de la gente prefiere el confort a la vida plena, al límite. en su libro lógica del límite, el filósofo eugenio trías habla de la música y de la arquitectura como las artes fronterizas –las que establecen el límite–, primordiales, arqueológicas –es decir, primeras en cuanto al lógos, el sentido– y, por eso mismo, arcaicas. y dice que son las encargadas de generar un ámbito al que podamos habituarnos, esto es, en el que podamos habitar. habitar y hábito son casi la misma cosa. por eso, sugiere trías, es difícil y, cuando se da se rechaza, la novedad radical, en el borde de la música o la arquitectura. pero quizá también por eso haya que pensar, como sugería esta vez el también filósofo jacques derrida en sus 52 aforismos para un prólogo (comentados aquí), en una arquitectura inhabitable: más allá (o más acá) de la zona de confort del hábito.

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